Estas noticias vinieron de Singapur: “Nuestro equipo se acerca a los extraños en la calle y trata de dar a conocer a Jesús. Me acerqué a un anciano y le pregunté si necesitaba curación. Dijo que le dolía la espalda, pero que no tenía tiempo y tenía que almorzar. Le dije que su curación ya había comenzado y sintió un alivio inmediato del dolor en la espalda. Me miró y comentó sorprendido: ‘Siento que el dolor desaparece, ¿qué pasa? ¿Cómo puede suceder esto? Lo miré y dije: ¡Este es el poder de Jesús sanándote! Estaba atónito y muy feliz por este encuentro con Jesús. Se olvidó del almuerzo y se quedó con nosotros mientras le hablábamos del amor de Dios”.